27/6/13

Con esto explico por qué le robé el libro de Cuentos de Wilde a mi amigo... y lo "bueno del asunto":




A veces lloro por mi libro perdido de Verne. Algún desgraciado que lo tomó sin mi permiso (o con éste) nunca pensó en lo importante que es para mí ese viaje de 20.000 leguas en un submarino que conocí en el suelo, humillada. Apenas si tuve tiempo para acostumbrarme a su aroma, de imaginar cientos de manos de ricos, pobres y de niños (siendo esta última mi clase social preferida) que pudieron rozarlo antes de que me lo arrebataran. Me gustaba habitar en él y creerme parte del secreto, de ese monstruo marino, del invento de alguien que nunca olvidó sus sueños de infancia. A veces me alucino en su portada, en la ilustración... esa, la del hombrecito azul viendo con un telescopio de sal a la distancia.
Recuerdo cómo pude pasar horas observándole bailar de vez en cuando sobre mi estómago. Solo para autoconsolarme, pienso que ... tal vez, existe la posibilidad (¿no?),  de que se encuentre entre gente y gente con mis poemas de mujer enamorada marcados en la espalda, como un modo de prueba. Mira, es como si me hubiesen quitado el mes de marzo del año pasado. Tal cual. Como ¡ras! arrancar una etiqueta vencida, dándole con uñas inexistentes a la pega que no sale . Te digo que quemaron a esta y al muchacho que reconoció ser su hermano después de compartir un cigarro bajo cero, aquel que mostró una pulserita tricolor cansada como respuesta a un ¡chévere!  (¿venezolana, no?  ¡ah! ¡hermana!). Ya no sé si lo perdí o lo quemé. Fue como borrar el cuadro de una yo indigna, la malquerida que extrañaba a 4 metros, en caída, levitando al último microsegundo junto a la esperanza del roce. Te aseguro que aún busco entre estrategias para dejar de sentirme nostálgica al recordar al little blue man y al viejo Verde/Verne, lo que sea, ya sabes...siempre es bueno recordar lo malo para desapegarte de poquito a poquito (¿no? ¿venezolana, no?). Creo que ahora sí podrás entenderme, amigo,  y si de algo sirve: estoy dispuesta a ayudarte en el proceso de resignación. 

Amalio, C'est la vie!

No hay comentarios:

Publicar un comentario