18/4/13

Hora de gaviotas:


Sal del norte
Y dobla al oeste
Sin desviarte al este.
Continúa recto y al notar la oquedad
Dirígete al sur,
Por el banquito suelto
En el empinado macizo,

Allí
-A 1 hora de las gaviotas-
Encuéntrame:


                                                            En la contingencia.


3/4/13

Tampoco recuerdo la fecha:



No encuentro el lugar indicado para esconder esta sal, ellos vienen a lamer mis espaldas de vez en cuando, para verificar, sólo para verificar. Les dejo apoyarse  hasta el amanecer, sólo para que se sientan seguros y al final se vayan. Hasta los famas se sienten inconformes al escarbar en mi piel insípida, sin brillitos de salinas, de esos que atraen a cualquier tonto.Temo que el sol me roce y todo se descubra. Temo por mi vida, en su vida, dentro del mismo decaer salitre. Ya no puedo ni quiero darme el lujo de morir a las cuatro. Ya no me apetece ese horario sin tiempo. Entonces me guiaré por medios artificiales, comenzaré a comprarla en el mercado. A untarla a  escondidas; primero en las mejillas, con pequeños palmaditas que simulan golpes  de puño cerrado, sediento. Luego, con muchísimo cuidado, la aplicaré en la espalda, los pies, en cada cicatriz de estas piernas no inútiles, manchas del abdomen y astillas de ojos. Será un acto muy delicado, nada hermoso, hasta convertirme en toda sal, aspereza, no espera, imposible de digerir/dirigir. 

1/4/13

Gotitas de oporto


En un tumulto lleno de vehemencia
Logré reconocerte a 10 pilas de sacos de frutos secos
Lucías bastante jovial y pulcro
Con jeans oscuros y una remera con alusión al posmodernismo.
Se te veía absuelto de los dilemas típicos de la vida
Reclamando fervientemente tu puesto en la fila hacia el ómnibus.

El toqueteo de las gotas de oporto que se desparramaban en mi hombro
Me detuvieron a proferir alguna frase poco hilarante.

El ómnibus había pasado
Y la pila de frutos secos
Sería destinada en un camión 
A Mendoza Fría;
                                               
                                                   No pude evitar esbozar una entrecortada sonrisa.


...

Supe que te vería,

Probablemente en una de esas mañanas hirvientes 

Que pueden freír hasta lo impensable.



Fotografía por Eliane Haykal