18/11/11

Buenas tardes.


Todo está bastante nublado pero cálido (Justo como lo prefiero). Ese frío que necesita calor, pero que no te hace enloquecer pensando en cómo solucionarlo. Sabes que te incomoda, pero no te molesta; puede superarse.

A dicho frío, le agregué sin intención alguna, las letras de Antonia. No diré que le conocía, sólo llegó hace unos días y allí está, combinando con mis sábanas neutras.

Antonia me recordó eso de “anhelar”, eso que olvidé por unas 15 horas. Desperté, le escuché y, ese –justamente ese- fue el fin de mi armonía, terriblemente inapropiada a las circunstancias que preceden a mi insomnio. Pero, aún así, ¡Gracias, Antonia! 



He aquí, el (mi/nuestro) asunto y circunstancias:



“Se empuja, se debate, se enrosca, se arranca, se tuerce, se vuelca, penetra ya en mi espacio, mi impenetrable espacio, toca los alvéolos, los poros dilatados, las materias más ásperas, toca los desgastes que giran sin cesar en el fondo, toca las heridas, las inertes heridas, las del hummus violeta, las púrpuras heridas, me acosa, me derrumba, me llena de grietas, de hartazgos de cenizas, me palpita, me sombra, penetra en mis cavernas, mis profundas cavernas abiertas al vacío, se cuelga del abismo, cabalga en el abismo, me sacude, me sufre, me destaja, me parte en dos mitades, me atribula, me espanta, me desquicia, me arrastra, se refleja, se avanza, me surca, me transita, me impotencia, me culpa, me fuga, me agoniza ¡oh salto inmóvil!”

(Extraído de: Antonia Palacios “Textos de desalojo” 1973-1975)



PD: Este libro debería formar parte de tu biblioteca personal. LINK



DANIELA. @sodaniela

1 comentario:

  1. Muy genial... Tienes razón, es un *Must* para las bibliotecas. :3

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