20/10/11

Y tampoco a la muerte, le temo a la añoranza.



A mis cortos 18 años no sé lo que es sentirse realmente amada. Tal vez alguien me ha amado pero  nunca se esforzó en demostrarlo, pudiendo haber ido más allá de palabras equívocas y confusas, llenas de deseo y ambición desorientada.

Hasta este momento he pensado en la -mi- vejez como un estado mental que quisiera combinar con árboles frutales y poco calor; con una estupenda vista.... Mas no me detuve a pensar  en la  hipótesis de morir junto a personas que me estiman y cuidan pero, sin tener alguna vista externa a cuatro paredes y sintiendo la confortabilidad de una cama justa, sin la dicha -sí, dicha; éxito; paz- de compartirla con alguien que me ame, con cada cana y arruga física -porque no, mi alma no envejecerá; no en el paso que va-.


Las personas que no consideran tener un alma, me dan pena. ¿Y si todos creyésemos que somos células que...simplemente venimos a este mundo sólo a "vivir"? Por mi parte, apoyo la teoría del vivir sólo cuando ésta esté abrazada a la de "sentir". Si no te das el lugar que te mereces en este planeta, estás loco. Si... no estás dispuesto a gritar lo que eres, estás loco. Si pretendes estudiar, trabajar, vivir en un casa cómoda,  casarte y tener hijos exitosos, morir y ser velado por personas que ni llegaron a conocer tu sabor preferido en los días lluviosos.... ESTÁS LOCO.
Y no, no le temo a la vejez.  Tengo ese divino sentimiento de que será un punto donde seré sabia. Pero... ¿con quién la compartiré? ¿enfermeras? ¿hijos con vidas que se turnan los horarios para verme? ¿personas como yo que hace 60 años consideran a los ancianos como algo valioso? es algo relativo pero, lloro sólo por pensarlo. Y a las persona que sólo piensan en vivir el presente, les envío un abrazo y  un secreto al oído que dice: "no te mueras sin la maravilla de tirar con amor".Y tampoco le temo a la muerte, le temo a la añoranza.


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