Es como un puñado de sensaciones sin sentir que atragantan las más frágiles de tus palabras, tus más ligeros movimientos, el suave vaivén de tu mirada y la mía. Todo. Nada.
Reflexionar sobre lo que hago y por qué lo hago. Caer en ciclos lentamente asfixiantes no es lo mío; inconscientemente se ha convertido en mi pasatiempo preferido...
Y tú, que pretendes creerme cuando yo pretendo desdibujar el camino que una vez se trazó. Pretendo mentirme, mentirte. No estoy segura de la situación. Tal vez deba fragmentarla.
Cocinar a fuego lento mis posturas y servírtelas en bandeja de plata, así, ya premeditadas.
Presentarle a mis huesos los restos que ha dejado este mísero intento de ser felices. Reflejarme en el espejo que la muerte adornó para mí y ver las cenizas que estuvieron, que ya no están.
¡Oh! Qué deprimentes pensamientos salen de mi boca, no es mi intención que se tornara de este color.
Pero allí están, te presento mis más podridos y puros pensamientos.
He tomado una decisión.
a r i a n a
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