7/2/14

CONJURO


A Lydda.



Te conjuro, oh santa, santa, tan anti-yo y tan perfecta, remojando el único vestidito en sahumerio, removiendo bien duro las pantaleticas por si les dio la gana de quedar manchadas, postergadas, señalándome desde esa cuerda invencible, que no se cae, cae, la cuerda que levita y se enrolla en el cuello, dejándome, a veces, sonriente y erguida.

Te conjuro, oh madre, con estos velones viejos que lamo de vez en cuando, los que raspo con el rayo pa hacerme un capita lisa, nívea, húmeda, velón corroído que espanta a tu san Benito, a nuestros días del sin, sin fin, de la nada.

Te conjuro, oh reina redentora de masturbaciones juveniles, para que me ilumines la vulvita y no el alma, pa ver si se me quita esta pava y escribo un buen poema, ya que el cuchillo afiladísimo que me regaló el nano, y que pa protegerme de los chirridos nocturnos, ese, el que apunté bajo las sábanas, ya no me está funcionado.

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