7/12/13

¡Se han sumado 365 días, papá!


Esas lagrimitas indetectables sí que existen.
Lo supe hoy, cuando en el teléfono
 apareció una por el auricular. 










Ahí estaba él, sentado
esperándome entre cuatro paredes verde opaco con burbujas alrededor que dificultan la vista. 

A su lado, una bolsita con baklavas, chocolates y frutos secos que se convirtieron en el mejor complemento de mi desayuno de los martes. 


Todos los días, a las 4am, sale a caminar en la avenida. 
Dice sentir vitalidad con ello. 
Le creo. 
El movimiento es su gran aliado.  


Ahí estaba, sentado
esperándome con sus galantes 72 años, serio
con la misma carga de amor de cuando tenía 3 y que hasta este instante es imposible cuantificar.

Le regalo lo mejor de mí. 


Hoy lo he invitado a irnos de mochileros por el mundo. Se ríe, sabe que hablo en serio.

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