Las letras vienen llenas de pudor, empacadas al asco, de olor a vagina ajena,
porque no es mía, este cuerpo ya no es mío. Me aprietan con vara el vestidito
blanco, el repetido 40 veces en una fila a los nueve. Vestidos blancos y
católicos, tan castos y sucios... ¡ARGH! siento mucha repulsión, mi amor, me
asqueo entera, con senos, vello púbico y pies, vomito agua bendita y escupo la hostia a los pies de los que me aman en el nombre del señor. La escupo y exijo
respeto, por ésta, ésta que me visita a veces y que tanto odio. Ésta, la de ojos
desorbitados y eufóricos. Pido respeto por su alma que es mi iglesia y por sus
seguidores muy pendejos y dolientes, por ellos y por la piel hecha girones,
espasmos asustados como grillos en el día, desorientados e incómodos. Sólo
respeto, no un Dios.
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Intentos de arrastre hacia el catolicismo. |
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Primera comunión de los niños del colegio Monseñor Castro.
Me encuentro en el centro. |
Fotos tomadas por mi tía coco en el año 2001 ó 2002.
Todas fuimos de la generación de no revelar el verdadero pecado. A todos nos avergonzaba la vagina. Dijimos que decíamos mentira, y luego "amén".
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