11/4/14
7/4/14
En la casa de los Faulnert.
Click, click. Ya era el colmo, la niña faulnert seguía
hablando sobre sus sueños a oscuras y no
dejaba de repetir que la navidad había regresado con tijeras enormes. Los demás
estaban acostumbrados a las historias de la nena de 4 años. ¡CLICK CLICK! El señor faulnert se alteraba cada vez más, daba
saltos en la planta baja de la casa, desde la cocina se le escuchaba maldecir
a 6 políticos señalando con su dedo índice
erecto hacia arriba, hacia los cuartos, como si estos hombres fuesen unos
de sus hijitos castigados. CLICK, CLICK!
El peinado de mamá estaba quedando tan lindo, todo para nada. Click, Click. El pollo se quemó en el
horno porque el pequeño reloj eléctrico
se había desconfigurado y no logró tocar la alarma a las 8. La navidad regresó
con tijeras enormes mamá, cállate, no arruines más la cena. Shhh. Click. Los grandes toman vino en
copas de grandes en la sala. Lo grandes celebran el posible cese de apagones de
5 minutos, ¡CHIN CHIN!, resuenan las
copas bailarinas, felices, luego chac
chac chac chac chac… Silencio,
una especie de pasa arrugada, arrugadísima y encorvada hace presencia en la habitación,
dejando un caminito de sangre luego de
su descenso lentísimo por las escaleras, con su traje azul cielo, su delantal
de flores blancas, la señora del jardinero estuvo jugando con las herramientas,
con su cabello blanco y sucio, con sus
ojos casi no ojos catarrosos y saltones que ahora se posan fijamente en la
gente grande cuando exclama: el trabajo
está hecho.
Notas resueltas: alga.
¡Allá, pudriéndose aquellos que intentaron ofenderla!
¡Allá, mis cerdos del infierno acechando su llegada!
¡Allá, el olimpo gritándoles insultos a millones de distancia luz!
¡Allá, ustedes, tan hondísimos en lo profano!
¡Acá, yo, inmutable, arisca como una piedra inmóvil!
Piedra inmóvil y púdica
Piedra lamida mil veces con chorros de agua fría
Agua helada que me prefiere ante otras rocas
más quietecitas
más postergadas
más no me dejes
¡Acá, yo, hecha un alga!
Riendo, riendo, riendo.
¡Allá, mis cerdos del infierno acechando su llegada!
¡Allá, el olimpo gritándoles insultos a millones de distancia luz!
¡Allá, ustedes, tan hondísimos en lo profano!
¡Acá, yo, inmutable, arisca como una piedra inmóvil!
Piedra inmóvil y púdica
Piedra lamida mil veces con chorros de agua fría
Agua helada que me prefiere ante otras rocas
más quietecitas
más postergadas
más no me dejes
¡Acá, yo, hecha un alga!
Riendo, riendo, riendo.
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